La rutina de María en el colegio se verá alterada por la llegada de un niño muy especial. Va en silla de ruedas, no se comunica verbalmente, y se ve a todas luces que es “diferente”. Pero María, que parece una chica “normal”, no lo es. Pronto se convertirán en amigos inseparables. María nos da una lección de humanidad y amistad inolvidable. A través de unas simples “cuerdas”, María consigue mover ese cuerpo paralizado y vincularse definitivamente a su destino. Con ellas y con la imaginación serán capaces de marcar un penalti en una final de fútbol, viajar, hacer deporte, volar, bailar…